Luego de la charla, se pasó al gran torneo, con la modalidad de únicamente choque frontal, es decir no hubo pelea sino solo la justa básica, es decir los caballos corriendo y los jinetes prestos a lanzarse las bolsas de golpear.
Para los caminantes y para algunos Rovers nuevos fué una antesala de lo que serán los grandes torneos a los que alguna vez asistirán.
El protocolo pide primero saludar y luego embestirse por lo que toda justa es caballerosa y siguiendo las estrictas reglas del combate, aunque algunos fueron fuertemente golpeados por las bolsas.
Todos se divirtieron, aunque fueran golpeados y mas de alguno se quedó triste del golpe recibido.
Pasada la justa se procedió a un lanzamiento de lanzas al anillo, una versión inversa de aro maya, en la que es el bordón el que debe pasar dentro del anillo.
A pesar de todos los intentos nadie pudo pasar los bordones por en medio del anillo de lazo, pero hubo intentos bastante cercanos.
Andrea se metió en una encarnizada batalla contra un tronco para quemarlo en la fotaga de esa noche, al final Andrea salió victoriosa y el pobre tronco serviría como leña en la fogata de despedida.
Después de una suculenta cena vendría la fogata de despedida y peña cultural en la que los diversos equipos y tribus participarían, volviéndola amena y divertida.
Esa noche nuevamente nos cayó una tormenta huracanada que mojó a algunas tiendas y tuvieron que irse a la cabaña, en donde se durmió bien apretujado pero al menos secos y protegidos contra el fuerte y frío viento de la tormenta que duró toda la noche. empapándo totalmente a unos pobres acampadores de una iglesia mormona que habían llegado ese mismo día.
Con todo estabamos contentos por terminar así el campamento de agosto que hasta el momento había sido todo un éxito.
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