sábado, 18 de junio de 2011

Bautizos de René, Eduardo y Victor

Una de nuestras principales ceremonias de Clan es el bautizo como miembro del CLAPTIL, en dicha ceremonia los aspirantes ya han escogido su nombre Totem, con el que serán reconocidos dentro del grupo de bautizados y le servirá de inspiración para hacer su banderola y escudo, además se les abrirán las llaves de ciertos secretos del clan.

Para ser bautizados el aspirante debe haber previamente recibido su promesa como Aspirante Rover, o sea debe ya ser escudero, el bautizo es una ceremonia propia y exclusiva del CLAPTIL.

Esta vez fueron René Benett, Eduardo Portillo y Victor Eguizabal los aspirantes que recibieron el bautizo.

Veamos algunos momentos previos a la ceremonia (que no podrán ver).

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Esta ceremonia debe hacerse en la playa y es por eso que cuando hay candidatos y se cuenta con el tiempo para hacerlo, se viaja a nuestras costas para llevarla a cabo. Previamente se tiene un convivio con todos los asistentes, ya sea bautizados o no, se preparan alimentos y se departe con actividades recreativas y de reflexión previas al evento principal que como muchas cosas del CLAPTIL, (incluyendo su nombre), son secretas.

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Todas las ceremonias del CLAPTIL tienen un alto grado de misterio y están llenas de la mística Rover que acompaña al Clan en todos sus momentos, por lo que los bautizados siempre tienen algun cambio en su modo de pensar y vivir la experiencia CLAPTIL.

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viernes, 10 de junio de 2011

De como Norma Fuentes ha vivido en el clan

En un principio – como en todo cambio y exploración de una nueva etapa- la incertidumbre inquieta al “recién pasado” y frecuentemente surge la pregunta:
¿Y ahora….?
Satúrese este cuestionamiento inconcluso con cualquier terminación de las siguientes:
…qué hago? …quién soy? …dónde estoy?  
En muchos casos – y en mi caso- el “recién pasado” llevaba consigo una batuta de liderazgo y vivencias innumerables propias de los Caminantes que en su momento hiciéronle sentir cómodo y a gusto, con ese sentimiento de pertenencia -tan propio de los seres humanos y sus etapas en la vida- pero como bien diría  Roque Dalton “ ..Hasta que un día uno se rompe los hocicos contra el muro de la verdad” Utilicemos está frase en virtud del escultismo y sus ramas pero sobretodo en la transición de Caminantes a Rovers.

De lobatos  a scouts hay un gran paso/impacto  : El niño impacta contra el muro del pre-adolescente y en primera instancia parece oscilar entre uno y otro, hasta que aprende a hacer las cosas por si mismo y a trabajar en base a la cooperatividad y fraternidad que exige el SISTEPA y se cree estar en la mejor etapa de todas hasta que viene el impacto contra el muro de los caminantes , es ahí donde el scout se encuentra con las adversidades de la edad y por tanto la exigencia de madurez que involucra cada etapa, con pocas ganas lo asimila, pasa un tiempo y  se adapta a la nueva rama, poco a poco se siente bien en ese ambiente y tanto la rama anterior(tropa) como la siguiente(rovers) comienzan a verse lejanas, ha retomado de nuevo la emoción y la pertenencia pero sobretodo el cariño a su rama , en ese momento cree estar listo para quedarse ahí el tiempo que sea necesario y de igual forma aceptar con buena actitud el paso a la siguiente rama.. Pero, es entonces cuando impacta sin aviso contra el muro del clan.
(Imagínese la onomatopeya de la bomba atómica)
Ahora se encuentra sin saber a ciencia cierta como funcionan las cosas, “achicopalado” , y nostálgicamente emocionado por ser este su último paso dentro de la vida scout,  y es dónde se pregunta lo anteriormente mencionado.

La jerarquía intimida pero a la vez es extrañamente deleitante y emocionante, puesto que otorga ánimos para seguir el plan de adelanto, así mismo las tradiciones que se conocerán conforme se vaya avanzando, impulsan a trabajar con ganas en los primeros  reportes  y a flagelar al padrino con un látigo de preguntas inquietas ( ¿Cómo lo hago?, ¿ Qué pongo? ¿Están bien? ¡Revisálos! ¿Ya los revisaste? ) .
Para suerte de Norma, conocía ya a la mayoría de rovers desde mucho antes de su paso  y convivir nuevamente con ellos (o por primera vez) le ha sido fácil y agradable. El cambio en la convivencia lo ha sentido en primera instancia (Sobre todo cuando se aprecian las barbas, arrugas y dolores lumbares de algunos)
Se estaba acostumbrada a convivir con adolescentes ( Sí, adolescentes!) en donde generalmente importa poco el objetivo del trabajo en equipo y en las pláticas comunes aun no figura un futuro estable, y ahora en el clan, la diferencia que Norma nota es que debido a las edades y a que la mayoría son adultos contemporáneos el nivel de madurez y la gran capacidad analítica se expresan en  la retórica de algunos. Y que a diferencia de las otras ramas aquí en el clan si se hace notar lo mucho que importa “cuanto” y sobre todo “cómo” trabaje cada quién al momento de avanzar en su plan de adelanto (Lo último lo ha notado Norma desde el principio al ver que algunos llevan ya un año o más de estar ahí y no han avanzado mucho).
Por otra parte, ( Dejando ya de lado la diferencia de edad y madurez de una rama a otra)
los juegos son más fuertes y un poco más rudos. Y es así como termina Norma su comparación y  análisis del presente en el clan.
Ahora en primera persona: 
Estos casi 4 meses de estancia aquí en el clan han sido en zig-zag . Como verán en los párrafos anteriores referentes a los pasos de una rama a otra , todos tienen sus choques, en este paso , yo choque con algo que había estado esperando desde principios del año pasado (entrar al clan) y que surgió cuando ya no lo esperaba con tantas ansias pero que aún así me dejo fascinada,  y aunque al principio no encontraba la dirección y el rumbo de las cosas , todo parece estar descubriéndose por sí solo en cada sábado, el cariño hacia la rama va en aumento así como las ganas de trabajar para avanzar. Al pensar que es mi última rama, entra la nostalgia y hace que realmente quiera aprovechar al máximo  y  vivir con entusiasmo estos 3-4 años que estaré en el clan, porque realmente:
¡Me gusta estar aquí!