¿Y ahora….?
Satúrese este cuestionamiento inconcluso con cualquier terminación de las siguientes:
Satúrese este cuestionamiento inconcluso con cualquier terminación de las siguientes:
…qué hago? …quién soy? …dónde estoy?
En muchos casos – y en mi caso- el “recién pasado” llevaba consigo una batuta de liderazgo y vivencias innumerables propias de los Caminantes que en su momento hiciéronle sentir cómodo y a gusto, con ese sentimiento de pertenencia -tan propio de los seres humanos y sus etapas en la vida- pero como bien diría Roque Dalton “ ..Hasta que un día uno se rompe los hocicos contra el muro de la verdad” Utilicemos está frase en virtud del escultismo y sus ramas pero sobretodo en la transición de Caminantes a Rovers.
De lobatos a scouts hay un gran paso/impacto : El niño impacta contra el muro del pre-adolescente y en primera instancia parece oscilar entre uno y otro, hasta que aprende a hacer las cosas por si mismo y a trabajar en base a la cooperatividad y fraternidad que exige el SISTEPA y se cree estar en la mejor etapa de todas hasta que viene el impacto contra el muro de los caminantes , es ahí donde el scout se encuentra con las adversidades de la edad y por tanto la exigencia de madurez que involucra cada etapa, con pocas ganas lo asimila, pasa un tiempo y se adapta a la nueva rama, poco a poco se siente bien en ese ambiente y tanto la rama anterior(tropa) como la siguiente(rovers) comienzan a verse lejanas, ha retomado de nuevo la emoción y la pertenencia pero sobretodo el cariño a su rama , en ese momento cree estar listo para quedarse ahí el tiempo que sea necesario y de igual forma aceptar con buena actitud el paso a la siguiente rama.. Pero, es entonces cuando impacta sin aviso contra el muro del clan.
(Imagínese la onomatopeya de la bomba atómica)
Ahora se encuentra sin saber a ciencia cierta como funcionan las cosas, “achicopalado” , y nostálgicamente emocionado por ser este su último paso dentro de la vida scout, y es dónde se pregunta lo anteriormente mencionado.
La jerarquía intimida pero a la vez es extrañamente deleitante y emocionante, puesto que otorga ánimos para seguir el plan de adelanto, así mismo las tradiciones que se conocerán conforme se vaya avanzando, impulsan a trabajar con ganas en los primeros reportes y a flagelar al padrino con un látigo de preguntas inquietas ( ¿Cómo lo hago?, ¿ Qué pongo? ¿Están bien? ¡Revisálos! ¿Ya los revisaste? ) .
Para suerte de Norma, conocía ya a la mayoría de rovers desde mucho antes de su paso y convivir nuevamente con ellos (o por primera vez) le ha sido fácil y agradable. El cambio en la convivencia lo ha sentido en primera instancia (Sobre todo cuando se aprecian las barbas, arrugas y dolores lumbares de algunos)
Por otra parte, ( Dejando ya de lado la diferencia de edad y madurez de una rama a otra)
los juegos son más fuertes y un poco más rudos. Y es así como termina Norma su comparación y análisis del presente en el clan.
Ahora en primera persona:
¡Me gusta estar aquí!
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