Todos a retomar el trabajo de trazar y dibujar los símbolos e imágenes que tendría nuestra alfombra.
Sin que nadie dirigiera realmente era como si todos supieran que hacer y buscaran adonde ayudar, unos armando el altar, otros coloreando la sal, algunos otros dibujando y trazando sobre el asfalto, otros ya comenzando a llenar de sal los espacios destinado a la alfombra, todos parecíamos un grupo de hormigas, unidas con un solo propósito.
Por suerte los trazos habían sido avanzados durante la noche y la tarea de crear la armazón de la alfombra era relativamente mas sencilla que si hubiésemos comenzado de cero a las 6 de la mañana, cuando salió el Sol.
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